Existen diferentes tipos de varices o venas varicosas, esta clasificación dependerá fundamentalmente de su tamaño. El tipo de varices generalmente se asocia al grado de insuficiencia venosa que se padece, por lo que antes de explicar los diferentes tipos de varices y que tratamientos pueden recibir explicaremos los seis grados de insuficiencia venosa que podemos sufrir.
Los cirujanos vasculares nos guiamos por una clasificación fundamentalmente clínica, para ésta necesitamos hacer una anamnesis o interrogatorio al paciente, exploración física y la realización de un estudio ecográfico. Tras esto clasificaremos la insuficiencia venosa en 6 grados o clases (C).
C0: ausencia de signos visibles o palpables de enfermedad venosa. Son aquellos pacientes que a pesar de tener problemas venosos anatómicos no tienen signos visibles o manifestaciones clínicas.
C1: pacientes con telangiectasias y venas reticulares. Las telangiectasias son venas subdérmicas menores de 1 mm de diámetro mientras que las reticulares tienen un tamaño inferior a 3 mm. Estos pacientes presentan un estudio ecográfico compatible con la normalidad y generalmente presentan un problema estético.
C2: varices tronculares, son aquellos pacientes que presentan venas varicosas mayores de 3 mm de diámetro. Aquí es fundamental el estudio ecográfico para su valoración y catalogar su origen y plantear la mejor estrategia de corrección.
C3: se caracteriza por la presencia de edema, el edema es la hinchazón de las piernas, fundamentalmente se produce al final del día, tras periodos de bipedestación o sedestación prolongados. Periodos de calor, o climas calurosos pueden agravar estos síntomas.
C4: generalmente implica la presencia de las clases anteriores pero además aparecen cambios de coloración en la piel, fundamentalmente en la zona del tobillo (perimaleolar). El hallazgo más frecuente es la pigmentación cutánea que se produce por el acumulo de sangre en la zona más declive, esta sangre deposita su pigmento la hemosiderina en la piel dando estos cambios de coloración que producen una piel más oscura y seca. Casos más avanzados pueden padecer lipodermatoesclerosis, la piel se endurece y puede ser sólida a la palpación, siendo una piel de alto riesgo de padecer heridas que produzcan la temida úlcera venosa. En un estadio más avanzado esta piel atrófica, pálida y rodeada de capilares dilatados se conoce como atrofia blanca y contribuye a la ulceración.
C5: Son aquellos pacientes que han padecido una ulcera venosa, actualmente curada pero que tienen cambios en la piel que les hacen suceptibles de poder padecer nuevos episodios ulcerativos.
C6: corresponde a la úlcera venosa activa. Es el estadio más avanzado y más grave. La corrección del reflujo en estos casos si es posible acelera la curación de las lesiones y contribuye a disminuir el riesgo de reaparición de nuevas ulceras. No obstante la piel dañada nunca recupera su estado sano.
Como ya hemos comentado, para establecer el grado de insuficiencia venosa es imprescindible la realización de la exploración física y la ecografía. Los grados iniciales C0-C2 suelen presentar estudios ecográficos dentro de la normalidad y suponen por regla general un problema estético a los pacientes. A partir del grado 3, es frecuente presentar alteraciones en el estudio ecográfico y nos encontramos ante un problema potencialmente grave que puede avanzar a cambios en la piel y la temida úlcera. Un correcto estudio por parte del cirujano vascular determinará la mejor opción de tratamiento, siempre con intención de eliminar el reflujo causante de la hipertensión venosa que produce todas las alteraciones clínicas (sintomatología) y físicas (varices, hinchazón, cambios de coloración…ulcera). La aparición de nuevas técnicas, cada vez menos agresivas nos permiten tratar este tipo de varices en la consulta o con intervenciones de rápida recuperación (2-3 días) y sin cicatrices.
