Las varices son venas superficiales que presentan una dilatación anómala y un mal funcionamiento, generalmente estas venas varicosas aparecen en las piernas, pero este no es siempre el caso. Las venas se pueden ver afectadas cuando las válvulas que facilitan el regreso de la sangre al corazón se debilitan, provocando que la sangre se acumule en las piernas produciendo la sintomatología.
Si bien no hay una causa establecida para esto, existen algunos factores de riesgo, las mujeres y las personas de edad avanzada son más propensas a tener varices. Además, el factor genético, el embarazo y pasar largos periodos de tiempo de pie o sentado también aumentan el riesgo de desarrollar venas varicosas, en estas situaciones es normal preocuparse por las varices.
Si bien no es en todos los casos, algunas varices producen síntomas como: dolor, pesadez, ardor, picazón o cambios de color en la piel. Cuando esto sucede es normal preocuparse y consultar con un especialista en angiología y cirugía vascular.
Tipos de varices, cuándo preocuparse
Hay varios tipos de varices y se pueden clasificar de acuerdo a su tamaño: las telangiectasias o arañas vasculares tienen menos de 2 mm de diámetro y suelen ser venas de coloración rojiza, las reticulares tienen de 2 a 5 mm de diámetro y suelen tener un color azulado, y las tronculares que tienen más de 5 mm de diámetro y son las varices más grandes y visibles.
Estas últimas son las que pueden afectar a la salud y es cuando preocuparse por las varices. Es importante hacer los estudios pertinentes a cada paciente para descubrir su origen. Estas venas varicosas, en su estado más avanzado, pueden producir úlceras en las piernas, embolismos pulmonares o trombosis. Hay que preocuparse cuando las varices aumenten de tamaño, si la piel cambia de color o se siente más caliente y, por supuesto, si hay dolor. No obstante, una consulta precoz con una valoración puede frenar la evolución de la enfermedad.
Prevención y tratamiento de las varices, cuando preocuparse
Existen algunas medidas que se pueden tomar en el hogar para disminuir el malestar que pueden producir las varices en el día a día:
- Elevar las piernas
- Utilizar medias de compresión
- Estar en movimiento y cambiar de posición regularmente
- Hacer ejercicio y tener una dieta equilibrada. Ejercicios acuáticos como natación, aquagym… són los más recomendables.
- Evitar el uso de tacones muy altos de forma continuada, 2-3 cm es lo ideal para favorecer el retorno venoso.
Siempre que un síntoma, molestia o dolor nos dificulte llevar una vida normal o hacer las tareas diarias, es momento de consultar con un especialista para encontrar la causa del malestar, el mejor tratamiento para solucionarlo y prevenir el avance de la enfermedad. Lo mismo sucede con las varices y el cuándo preocuparse, si el aspecto de las venas produce inquietud también se debe consultar con un especialista, ya que pueden causar problemas en la autoestima (el bienestar físico también es un problema de salud). Existen tratamientos que se hacen en consulta SIN cicatrices ni recuperación, que permiten mejorar tanto la salud como el aspecto estético. Una valoración precoz nos puede evitar complicaciones derivadas de las varices así como tratamientos más agresivos.
Si has llegado hasta aquí, probablemente ya padeces de un problema de varices, por ello te nvitamos a que conozcas uno de los tratamientos más populares para esta dolencia, la Escleroterapia con microespuma.